No sé quién es. Lo miro y me sospecho.
No sé quién vive dentro de mi ropa.
Alguien que fuma, y canta. Y que galopa
dentro de mí. Bajo mi propio techo.
Yace conmigo en el insomne lecho.
Bebemos juntos de la misma copa.
Y en los días en que me rebelo en popa,
se ocupa del timón un largo trecho.
Caray con este yo, que es mi inquilino.
Que usa hasta mi nombre y mi apellido.
Habla en mi boca, camina mi camino.
Como un ciego parásito adherido
seguirá complicándome el destino.
¿ Sabrá bastarse cuando me haya ido?
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