viernes, 7 de octubre de 2011

Quizá ya sea el momento

 
Quizá ya sea el momento de retornar a la morada
de donde provenían los dolores,
y fueron erigiéndose pasados.
Hermanas
padres.
 
Donde asesinatos importantes fueran perpetrados 
sin que nadie tuviera que morir necesariamente
y sin embargo las paredes se empapelaban de color sangre.
 
El alborozo era un fantasma en el corredor,
los pasos de los mayores resonaban
como ahora lo hacen en la memoria.
 
Quizá ya sea el  momento
de acostarse boca arriba sobre la pinotea
y dejarse llorar
y mirar el cielo raso resquebrajado
Como si observáramos los techos de la capilla sixtina,
allí,
bien allí,
con los recuerdos pintados al fresco.
 
Recuerdos que ahora yacen decúbito dorsal
sin saber que todavía nos place reír
y disfrutar de un desayuno entre hermanos.