Sueño con un barco extravagante
rumboso
cargado de rimmel,
de húmedas bocas repetidas.
Sueño.
Mientras tanto
en la cubierta,
desnudas palomas de satén
se matan a besos.
Sueño que un remolcador enmohecido
deshabitado
me arrastra aguas adentro.
Sueño.
De pie en el muelle
agitando la mano,
como si todo sucediera en otro sueño.
Despierto sobresaltado
en la húmeda noche vaginal.
El cuerpo desnudo
cubierto de algas,
de olvido.
Vuelvo a dormir.
Sueño otra vez con ese navío de incendiada caoba,
cada vigilia más parecido
al que se refleja en el agua.
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