serán cincuenta y ocho
los años que me rodean.
Otra secreta bofetada
- me digo -
a esta playa,
nunca en reposo.
Otra ola exhausta
que no puede borrar las huellas
de tantos pasos.
Y el grano de arena ya cercano
acrecentando,
humillando esta duna que se agita.
Desierto voy,
pregunto la hora al pescador de piedras.
- Es tarde -
me dice.
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