sábado, 2 de octubre de 2010

Qué puede uno hacer

Qué puede uno hacer
si las esperanzas se arrastran eructando.
Los dolores otrora  artísticos
deambulan por calles internas de hospitales.

Elegantes, primorosas dudas
estudian con atención los menús
pegados a las vidrieras de las fondas.

¿Dónde quedó varado el barco aquel,
ése que iba cargado de inocencias,
de aromas,
eh?

¿Qué se habrá hecho de las voces,
de la arena en el puño,
de las máscaras verdaderas?

El sol no sólo duerme,
también ronca.

Metió su dentadura en el vaso
y apagó la luz.

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