domingo, 12 de septiembre de 2010

Comparaciones

Como si hubiera sido un invertebrado,
llegó a aceptar las cosas que le sucedían
sin saber que las aceptaba.
Sin saber qué eran las cosas.

Como las luciérnagas,
se contentaba en hacer retozar la luz
dentro de sus bolsillos.

Como los árboles
 - a él le parecía -
aprendió que el estarse inmóvil
era el más sabio de los movimientos.

Como la sombra,
se hizo inmune a todo.

Le pasó lo que a los palimpsestos:
alguien (o algo)
le había borrado los sentimientos
grabando los nuevos sobre el frotado lienzo.

La claridad le estaba llegando un poco tarde.

Como los quebradizos días de invierno

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