miércoles, 22 de septiembre de 2010

El forjador de brumas

El forjador de brumas aparece
clava su bastón en el suelo
y murmura de aquí no me muevo.

Hoy no se trabaja
es fiesta
pero el forjador de brumas insiste.

Nadie quiere escuchar el sonido del timbre.
Se habla de cosas pasajeras
leen el diario
comen albóndigas en estofado
lavan sus pies
miran televisión.

El forjador de brumas apoya su costado en el marco
no le importa esperar
piensa en algún momento alguien tiene que salir
aunque más no sea
a comprar veneno para las cucarachas.

El forjador de brumas no se equivoca
tiene apuntada la calle y el número
no da lo mismo llamar a la puerta del vecino
o encaminarse a la otra cuadra.

No.

Si hasta tiene escrito el nombre
del que vive en esa casa
y que sale por esa puerta
y que viste de colores
y que a veces canta
y que gasta anteojos de grueso cristal
y que ama
como si estuviera vivo.

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